La aventura de viajar by Javier Reverte

autor:Javier Reverte [Reverte, Javier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2006-01-01T05:00:00+00:00

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El perfume de la guerra

El sentido de la vida es cruzar fronteras.

Ryszard Kapuscinsky,

en una entrevista en El País

Así pues, me convertí en free lance, esto es, periodista que trabaja con temas concretos y a plazo fijo para un medio informativo distinto en cada ocasión. Yo intentaba conseguir encargos bien pagados para quitarme luego de en medio unas cuantas semanas —con suerte, en ocasiones, incluso dos o tres meses— y viajar y escribir libros. Hice guiones de documentales de televisión, fui reportero también para televisión, guionicé una novela para la radio, viajé y escribí por encargo de revistas turísticas, colaboré como enviado especial en algunos semanarios y periódicos, elaboré artículos para agencias de prensa e, incluso, con ánimo de abrirme camino en el mundo de los poderes culturales —o de la sociedad literaria, si se prefiere el nombre—, participé en dos encuentros de escritores, con viaje incluido, uno a los campamentos de refugiados saharauis y otro a Verines, en Asturias.

Los años que siguieron a mi alejamiento del periodismo, pese a mis estrecheces y los disgustos que me daban los editores al negarse a publicar mis libros, tenían para mí, sin embargo, el aroma de la libertad. Por primera vez en mi vida hacía lo que me daba la gana, aunque la fortuna y el éxito me dieran la espalda y los otros pudieran verme como un escritor y periodista fracasado. Los días se abrían ante mí llenos de retos y venían cargados de vitalidad y de experiencias. Aprendí a conocer mejor a los otros, a reconocer a los verdaderos amigos, y aprendí también a conocerme a mí mismo. Me abría a todo cuanto ignoraba y mi vida resultaba tan emocionante como los sueños de la niñez. Aprendí a combatir la amargura, una tentación que nos espera siempre, agazapada detrás de nuestro hombro, y que es tan fácil de aceptar como la locura.

Mis primeros trabajos en televisión fueron guiones para documentales. Nunca había hecho un guión hasta que me encontré con Carlos Amann, realizador de Televisión Española por aquel entonces y un espléndido profesional y amigo. Carlos me enseñó el oficio y lo cierto es que disfruté haciendo guiones. Además, aprendí algunos rudimentos de realización, porque a Carlos le gustaba el trabajo en equipo y, también, enseñar a los que no sabíamos, dotado como estaba para algunas virtudes teologales. Juntos hicimos dos series: Ciudades para vivir y Las aguas del recuerdo, la segunda de ellas sobre famosos balnearios de España y Europa.

Viajamos por algunos lugares curiosos, como Vichy y Baden-Baden, en cuyo casino Carlos y yo ganamos a la ruleta jugándonos, al número 27, unos cuantos marcos que nos habían sobrado de una comida pagada a medias.

Con Carlos aprendí lo fascinante que es el trabajo de la imagen. Si eres capaz de diluir la distancia que se crea entre la pantalla y el espectador, logras conducirle hacia donde te dé la gana y hacerle sentir lo que tú quieres, casi como si le hipnotizaras. Además, es un trabajo que te permite elegir,

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